Tuesday, January 20, 2015

De lo que se trata bailar


Comenzamos explorando calidades de movimiento sugeridas por los otros dentro de la frase. Con esto se pudo sensibilizar acerca de lo que nos significa el movimiento, y para cuando realizamos un ejercicio que trata de buscar las cosas que nos vienen a la mente con cada parte de la secuencia, se notó qué partes tratan un tema (o asunto, por así decirlo) y cuándo se pasa a otro. La sugerencia propuesta para mejorar la narrativa entre cada segmento fue ésta:

-cambiar la calidad de movimiento con cada cambio de situación (digámosle así)...

Y de pronto sucedió, la secuencia estaba llena de matices y cada cuerpo se veía comprometido con lo que estaba haciendo.

Nunca había podido describir con palabras ésto: que para cada movimiento estaría bien ser capaces de expresarlo como si fuese nuestra necesidad, como si eso precisamente fuese algo que no pudiésemos contener y entonces saliese espontáneamente (en lo aparente). Y es que puedo remedar los movimientos con los que lloro, pero al momento de montárselos a alguien, puede que sólo los realice al tiempo sugerido y con la energía sugerida. Pero entonces, la mayoría de las veces encuentro que los movimientos que imitan el llanto no son llanto, y para matizar...

Había intentado seguir el camino literal, mueve la mano suave, sin fuerza, en lo que tu torso se agita violentamente... (por poner un ejemplo azaroso), pero esto nunca llevaba a lograr la calidad; en la siguiente pasada lo hallado se había perdido. Ahora encuentro un camino posible: dejar que cada uno halle sus propias sensaciones, y lo aterrice en sus propias calidades. Pero para esto es necesario seguir el camino de qué es lo que me hace sentir, a qué sabe el movimiento por sí sólo, cambiar calidades y notar los contrastes (hoy justo una sensación sugerida fue ternura cuando la secuencia pasaba por la acción de clavar una daga), reflexionar acerca de lo que viene a la mente con cada movimiento de la obra, buscar qué es que cambia en el movimiento con aquello que viene a la mente, buscar dentro de la frase una sensación con la que estamos familiarizados y que acaso nos salva de lo cotidiano, encontrar así un atisbo de poética o narrativa, y por último, llenar de intenciones toda la frase, y hacerlo evidente.

Claro que éste es un primer paso, pero un paso muy firme.




(un mal encuadre, pero un bello árbol está reaccionando al viento, es justo de lo que hablo, de crearnos algo a lo que reaccionaríamos de un modo tal que -en este caso- mostraríamos justamente la danza bailada)



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