Monday, January 12, 2015

La coherencia de una frase

{Reflexión sobre ensayo en Gamio - SIMULACROS}

Algunas veces sucede, un movimiento en específico saca de la interpretación a media danza. Parece que una buena opción, en tanto intérprete, es buscar la coherencia dentro de la danza, explotando el imaginario poseído para luego tratar de ampliarlo. Los movimientos recibidos por el coreógrafo los interpretamos de acuerdo a los referentes que poseemos, los dotamos de sentido. Pero entonces sucede, que todos los movimientos han tenido algo en común y de pronto alguno se relaciona con un referente que no tiene nada en común con los anteriores. Esto rompe, corta la intención, nos llega una preocupación (sobre todo si es un referente que buscamos ocultar, que no queremos aceptar -para nuestra imagen- en nosotros mismos), es casi una contradicción. Y digo casi, puesto que si fuese una contradicción, entonces la secuencia de movimientos se seguiría en una resolución de ésta.

Tal vez una manera de solucionar ésto sea al modo en que se soluciona en un ejercicio de dibujo: si lo siento cómico, busco entonces cómo exagerar lo cómico, que el dibujo sea cómico hasta no poder más. Si la secuencia parece infantil, entonces tratar de hacerla toda como un niño pequeño (olvidando cómo es que me veo y cómo es que se ve un niño pequeño, sino sintiéndome así, porque eso hace un animal escénico: vive, respira, siente, se enfrenta, lucha por sobrevivir así), y si todos los movimientos llegasen a responder a esto sin hacer ruido, quizá sí deba interpretarse la danza de tal modo (aunque como intérprete hay que dejarse dirigir por el coreógrafo), quizá ese sea realmente el contenido y entonces explotarlo. Pero si ocurriese lo contrario, si la danza entera no respondiese a eso, entonces habría que intentar hacer lo contrario: bailar como un anciano (para este caso), y en caso de no responder de nuevo, buscar en el sentido que comparte la coreografía...

Como intérprete debe de buscarse la manera de que haya una coherencia dentro de toda la secuencia, porque si no, se nota el ruido mental que provoca en el bailarín...

Pero también puede ser que sí sea un contraste el movimiento que provoca el ruido, y que el ruido sea esa oscuridad interna que no queremos aceptar. Si pienso que es cómico, quizá temo verme cómica, o me niego a serlo, o si lo pienso infantil, quizá mi lado oscuro contenga la infancia... Cuando bailamos nos desnudamos, no podemos negarnos, un animal que lucha por sobrevivir no puede sino afirmarse a sí mismo porque no puede sino dar todo de sí para tener la oportunidad de seguir un momento más. El animal escénico es aquel que lucha por mantener el sueño vivo, el que se da todo, el que olvida pensar lo que será de sí mismo en el momento en el que se lanza al abismo. Y con esto no quiero decir que debe dejarse llevar de lleno, debe seguir y resolver con cabeza fría lo que pueda suceder durante la coreografía, necesita seguir la dirección de la obra puesto que da la estructura al mundo en el que de momento vive, pero le viene bien quitarse de encima los prejuicios que tenga acerca de sí mismo, porque si no, sería un animal que se ha dado de antemano por vencido.

Así que si un movimiento hace ruido, si no se le encuentra coherencia, quizá sea por la coreografía (aunque pienso que al estar dotados de imaginación, no tenemos límite para dotar de sentido coherente a una secuencia de lo que sea), o quizá sea porque algo nos hace ruido respecto de nosotros mismos. o quizá sea porque no hemos dado con la idea que concilia aquello que nos hace ruido con el resto de la danza, las cosas no son en blanco y negro, si tan sólo tenemos referentes que son irreconciliables, quizá necesitemos ampliar nuestro imaginario para solucionar las cosas, si no es algo que no aceptamos de nosotros mismos, tal vez sea algo que no comprendemos del mundo o de nosotros mismos. De cualquier modo buscar la coherencia en la frase que sea, es un buen ejercicio que nos hace salir ganando algo.



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