Sunday, November 17, 2013
Antecedentes // CONÓCETE A TI MISMO
Nuestro tercer soporte tal vez debiera ser el primero, porque habla de cómo nos enfrentamos al mundo, a las cosas. Habla de los inicios de la cultura occidental, de cómo es que pensamos a la sabiduría en tanto que nombramos a las cosas en un intento por conocer al mundo y conocernos a nosotros mismos. En este soporte se encuentra Sócrates, que en un intento por dar respuesta a la pregunta que le provocó un oráculo al decirle que era él el más sabio de todos los hombres, se dispuso a buscar quién podía ser más sabio que él y con ello qué era lo que significaba ser sabio.
Este paso es importante porque nos habla del descubrimiento del mundo a partir de las ideas que de él tenemos. Nos dice que argumentar algo no es lo mismo que tener la opinión de algo, nos dice que un sistema acerca del mundo es tan sólo un sistema acerca de él y no el mundo en sí, es la explicación de los mecanismos o razones que hacen que las cosas se muevan o sean de cierto modo propuestas por una persona, y que estas explicaciones nos hacen explícitas las consideraciones generales o universales ante las particulares. Hablar con sentido puede ser hablar en términos lógicamente correctos dentro de un sistema, sin por ello tener razón, puesto que en retrospectiva sabemos que hay muchos sistemas que han tirado a otros y que han sido tirados por una versión mejorada.
Los signos que tienen un significado lo tienen porque en ellos hay más de un sentido, porque en caso de tener sólo un sentido sería la cosa en sí y ya no un signo. Es decir, que notando la diferencia entre lo que nuestras palabras dicen y las cosas en sí, nos sirve de mucho para buscar una sensación en específico, y para hallar una sensación en específico y dentro de nosotros, necesitamos saber dónde terminamos nosotros y dónde comienza el mundo, dónde comenzamos nosotros y dónde terminan las palabras y las imágenes que tenemos a ellas relacionadas. Quizá esto sea llegar al fondo, aún no lo sabemos. Pero tenemos muy en cuenta que conocernos a nosotros mismos es importante, saber en dónde está la separación, y en dónde la unión previa a todo conocimiento o discurso convenido.
Sócrates decía que debemos conocernos a nosotros mismos, porque de no hacerlo, no es que estuviésemos mal o que nuestra vida pudiese darse por perdida, pero sí que nos faltaría algo para vivirla a plenitud. Quizá dentro de este conocimiento esté el sentido, o quizá esté más allá de él, quizá esté en la mera experiencia o en el momento en el que esa experiencia se prolonga como sombra al atardecer sobre el resto de cada vida. Para hallar lo que quita el aliento en un momento dado, necesitamos tener claro cuándo nos quedamos sin palabras, cuándo estamos ante a un yo que no podemos ni siquiera señalar o decir, y es en este sentido en que nos ayuda este soporte.
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